Si la vida te da
limones...Cómo odio esa frase. Primero porque considera los limones
algo negativo. Soy de Murcia, un limón no puede ser negativo NUNCA.
En Murcia se le echa limón escurrido por encima hasta a la limonada.
No hay caldo, carne o pescado que no admita un chorro de limón. No
hay nada que refresque más en verano que un granizado de limón y no
hay nada mejor que la ralladura de limón para aromatizar cualquier
postre.
...haz limonada.
Maldito positivismo. No me gusta nada esa sensación de no poder
estar triste, ese ¿estás mal? no estés mal. Lo malo es malo, no
tiene nada bueno, no quiero lo malo para nada. Se puede tirar para
adelante, eso sí, hago limonada o lo que sea pero no gracias a lo
malo, sino a pesar de lo malo.
Contaba en la
primera entrada de este blog que estoy en Alemania criando una lima.
Pues bien, eso fue hace dos años. Poco después de escribir esa
entrada Kumquat llegó a nuestras vidas. Como tenía a Lima en la
guardería y me sentía con fuerzas, nos lanzamos a por el segundo.
Queríamos tenerlos lo más seguidos posible después de recuperar
fuerzas tras el primer bebé, así seguíamos en modo crianza a tope
pero también terminábamos en pocos años y yo podía volver con el
resto de los adultos.
Los planes no
siempre salen bien. Después de los primeros tres meses con el bebé,
cuando parece que ya todo va cuesta arriba, nunca más embarazo,
nunca más postparto, ya no más bebé chiquitito y delicadito,
resulta que algo va mal con Kumquat. Ahora tiene un año y medio,
retraso del desarrollo y ni idea de qué le pasa. Todo apunta a una
enfermedad genética rara. El plan D se complica, la crianza a tope
no va a terminar para mí, de hecho se va a ir complicando. Cinco
años fuera del mercado laboral y con una situación familiar muy
compleja.
Para colmo ahora nos
falta el abuelo y eso precipita la situación con el plan E. Se nos
viene el marronazo de una casa familiar que se cae a pedazos en el
campo y un terrenito de secano con unos almendros semiabandonados.
Estos son mis
limones.
¿Alguien ha dicho
limones? Vengo del campo y nunca me planteé la importancia del
limón. Los domingos, cuando la paella estaba en la mesa salía a la
calle, iba al limonero y cogía un par de limones. En verano nunca
faltaba una olla de granizado hecho por mi padre en el congelador. La
carne asada y el pescado siempre sabían a limón. ¿Una sopa de
pollo sin limón? Eeej. Pero me vine a Alemania y se acabó el limón.
En la economía de estudiante no entra comprar limones en el súper.
Y claro un limonero no es como una macetita de perejil. Se acabó, he
empezado a comprar limones, pero no es lo mismo. Quiero mis limones,
quiero mi limonero en el jardín. Pero no tengo jardín. Maldita sea,
tenemos que hacer algo, la vida es ahora. ¡Hagamos limonada! Si el
plan E sale adelante, todos podréis tener vuestro propio
limonero.
Si
te interesa apadrinar un limonero en una explotación muy casera y
familiar, donde puedas coger tus propios limones cerca de playas
preciosas, sigue este blog. Te iré contando cómo ponemos en marcha
el proyecto y podrás ser partícipe desde el principio.
También
contaré los progresos y retos que nos plantea Kumquat. Hacer
visibles la discapacidad y las enfermedades raras es fundamental para
la inclusión.
Hola! Yo tengo un Retoño de 4 años con un retraso grave del neurodesarrollo por una supuesta enfermedad genética rara aún sin nombre. Hace creo q tres años yo tb empecé un blog (con el que sigo a ratos) por necesidad de escribir como era la vida con Retoño. Conoces la metáfora de viaje a Holanda? Encantada de encontrar tu blog
ResponderEliminarMucha fuerza para ti y para Retoño. Me paso por tu blog que me interesa un montón, gracias por hablarme de él. No conocía la metáfora, la verdad es que describe bastante bien la situación.
EliminarEscríbeme. Y quiero un limonero.
ResponderEliminarTe escribo, pero ofrezco almendros que dan almendras sabrosas de secano. Los limoneros los pondremos en la huerta privada.
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