martes, 21 de mayo de 2019

Pañales de tela 2

La segunda experiencia pañalera la estamos teniendo con Kumquat. Antes de que naciera preparé en la bañera una “sopa" (la encontraréis buscando con Google) con todos los pañales y carbonato sódico, que me daba mucha cosilla usarlo embarazada, pero bueno con guantes y la ventana abierta no tenía porqué haber peligro. La idea era quitarles todos los restos que hubiesen ido quedando de suciedad y jabón y que volviesen a ser absorbentes. Ya se nos habían roto tres pañales, a dos se les despegó el plástico del laminado y se pegó sobre sí mismo y otro se quedó atrapado en el tambor de la lavadora. Pero teníamos suficientes porque lavábamos cada dos días. Con la técnica de guardarlos enjuagados tampoco se puede esperar más porque les sale moho. Por cierto, en el anterior post se me olvidó decir que la caca la lavamos con jabón tipo lagarto antes de meter el pañal en la lavadora. Pero como ahora tenemos la lavadora en el baño ya no enjuagamos el pipí a mano, justo antes de poner la lavadora, metemos los pañales con un programa de enjuagado y después metemos el resto de la ropa y lavamos.
Con Kumquat empezamos cuando tenía unos tres días, pero nunca para dormir por la noche. No sé cómo fue con el ombligo porque a mis niños se les cae muy pronto y sin problemas. Sí es verdad que tan chiquiticos lo que me generaba más dudas era la posición de la espalda, porque queda mucho bulto en la cintura, pero como los míos se empeñaron en dormir boca abajo (shhh, no se lo digáis a nadie y no lo hagáis, yo no lo he recomendado, es más lo desaconsejo, que conste) pues no era tampoco un problema. De todas formas le pregunté al pediatra y a la matrona y no veían problema. Tanto a la matrona, como más tarde a la fisioterapeuta les parecía bien lo de llevar un pañal tan gordo porque así se separan las piernas y se cree que es mejor para la formación de las caderas, de hecho aquí los primero meses llevan doble pañal o una gasa doblada por encima del pañal entre las piernas.
Al principio nos fue mal con los pañales, tenían muchas fugas. Entonces mi vecina la hippie nos prestó los suyos de talla hasta tres meses. Eran buenísimos y sin plástico. Consistían en un pañal de rizo de algodón con velcros que ya no cerraban , no compréis pañales de velcro y absorbentes de la misma tela. Eran unos veinte y eso estaba bien porque tardan en secarse. Los cobertores eran unos pantaloncitos de lana, que no dan calor ni pican, con elásticos muy suaves y anchos en muslos y cintura y eran totalmente impermeables, no teníamos problemas de fugas. Teníamos cinco cobertores, usábamos dos al día. Si uno se mojaba un poco por dentro, lo dejábamos airearse y le poníamos otro. Hasta se los poníamos varios días. Los cobertores los lavaba solos con el programa de lana o a mano, con jabón para lana con lanonina, para que no perdiesen la impermeabilidad.
Estos pañales son muy buenos, pero no quisimos comprar más cuando se le quedaron pequeños porque teníamos los otros. Nosotros es que somos muy roñosos minimalistas. También somos muy roñosos ecologistas y nos gusta reutilizar, estos pañales eran de sexta mano y se los devolvimos a su dueña para seguir siendo utilizados, que ella estaba ya esperando el cuarto retoño. He visto usar cobertores de lana sólo con pañales hechos doblando gasas extra grandes (hay tutoriales para que quede un triángulo con varias capas en la entrepierna) y con niños de un año y funcionan. Nada de plástico, con pocos cobertores te apañas y las gasas son baratas y se secan rapidísimo.
A los cuatro meses volvimos a usar los nuestros. Ya empezamos a poner dos absorbentes, pero teníamos fugas. Empecé a poner el segundo absorbente por fuera del bolsillo porque el siempre seco había pasado a ser totalmente hidrófobo y nada, fugas. Empecé a poner el segundo absorbente por fuera y doblado sobre el pene y bueno, más o menos. Pero conforme pasaba la primavera los pañales iban a mejor y entonces descubrimos lo que pasaba. Era la SECADORA, al secar los absorbentes en la secadora se volvían esponjosicos y suaves pero también impermeables. Así que ya los tendemos siempre, los tendemos solos y así se airean más.
A los dos años Kumquat empezó la guardería. En las mamás de día no suelen poner problema a los pañales de tela, pero la guardería de Lima no los admitía y con Kumquat ni preguntamos, lo mandamos siempre con desechables. En total gasta tres desechables al día si no hay cacas imprevistas. Y los de tela se los ponemos sólo los fines de semana. Los acumulamos sin enjuagar para que no cojan moho y los lavamos solos con un lavado largo.
No sabemos cuánto tiempo llevará pañales, puede que toda la vida. No creo que busquemos opciones de pañales de tallas grandes, cuando le queden pequeños usaremos desechables. La verdad es que a veces tiene los genitales irritados por el pipí en la tela y eso que nos damos cuenta pronto de que está mojado por el olor y lo cambiamos. Los de ahora le pueden durar mucho por su retraso del crecimiento, ya veremos lo que aguantamos.

martes, 14 de mayo de 2019

Pañales de tela 1

Aunque todavía no hemos terminado con los pañales de tela, tenemos ya cuatro años y medio de experiencia con ellos, así que creo que ya podemos contar cómo nos ha ido usándolos. 

Estando embarazada de Lima y después de consultar varias webs decidí ponerle los de bolsillo de talla ajustable o dos en uno (por comparación con los clásicos de tres piezas y otros modelos todo en uno). Me parecían los más sencillos de usar porque se parecen a los desechables, lavar y secar, punto importante para el invierno alemán. Estos pañales consisten en una tela exterior laminada con plástico y una capa interior de forro polar  siempre seco, que en principio chupa la humedad al interior. Llevan un agujero entre las dos capas, el bolsillo, por el que se meten los absorbentes. Al principio teníamos sólo absorbentes de microfibra, pero luego compramos de algodón, cáñamo y bambú. Elegí tres marcas en Amazon, de la más barata compré un paquete de 10 en colores lisos variados, tenían una sola fila de corchetes en la cintura y nos han durado menos que los demás. De la siguiente marca más barata cogí cinco de colores variados, tenían dos filas de corchetes y son un poco mejores. Los siguientes los compré estampados, cinco diseños monísimos y dos absorbentes cada uno, son los de mejor calidad, ajuste y absorción.

La matrona nos dijo que para no agobiarnos esperásemos tres semanas antes de empezar con ellos, pero tres días después de tener a Lima en casa Pomelo empezó a ponérselos. Le poníamos un solo absorbente y aguantaban muy bien. Al principio los bebés hacen una caca en cada toma, así que era teta, pañal, teta, bebé a dormir, enjuagar pañal, teta, pañal, etc. Cada dos horas, tres como mucho. De día y de noche, no nos molestaba cambiar pañales de noche porque siempre había caca, así que lo hacíamos sin pensar. Guardábamos los pañales enjuagados en una bolsa impermeable. Teníamos dos, una para ropa sucia para llevar de viaje y la otra era un bolso de tela laminada. Cada dos días bajábamos a la lavadora y lavábamos los pañales junto con toda la ropa, en lavado corto a 40°C y con nueces de lavado. Y sobre todo nada de suavizante que hace que tengan fugas.

Algunos  bodys le quedaban algo apretados, pero no compramos extensores, abrochábamos sólo el corchete del centro y ya está. Para salir de casa también los usábamos, para eso llevábamos una bolsa pequeña laminada para meter los sucios. La pañalera quedaba más gorda, eso sí. Para ir de viaje no los usamos, solemos llevar una maleta de mano para todos y no nos caben. 

A los cuatro meses nos dimos cuenta de que estábamos levantándonos por la noche sin necesidad, sólo tenía pipí, pero con los de tela hay que cambiarlo o se irrita el culito, así que lo hacíamos en la cuna o mientras le daba teta. A ver, yo daba teta y Pomelo cambiaba el pañal, trabajo en equipo. A los seis meses hacía mucho pipí y le poníamos dos absorbentes, pero las noches nos resultaban incómodas, estábamos agotados y había fugas. En casa de mis padres ya habíamos comprobado lo cómodo que era para los tres poner un solo pañal desechable, así que empezamos a usar un desechable para la noche.
Es verdad que con la tela hay más escapes y que aquí hace frío para ir mojado, pero nos apañábamos. Al cambiar el pañal si había un poco de pipí por el lateral, le poníamos otro pantalón y listo. En el siguiente cambio el primero estaba seco y se lo volvíamos a poner, dos pantalones al día no era ningún drama. Una vez Lima tuvo mucha diarrea y aguantaron mejor que los desechables. 

Así seguimos hasta los dos años, ahí Lima retenía el pipí muchas horas y luego soltaba la súper meada, el pañal no podía absorber eso. Era invierno y además nos habíamos cargado los absorbentes y no lo sabíamos. Tuvimos que pasar a los desechables y estuvimos con ellos unos seis meses. 

Para limpiar el culito usábamos discos de algodón con aceite de bebé (o el que sea) porque nos lo dijo la matrona. La verdad es que es un buen truco, con aceite no hay que frotar, la suciedad como la caca, la cera de las orejas, la roña del cuello, las axilas llenas de arrugas de los bebés o las cositas blancas de la vulva, todo se va con aceite. También usábamos unos trapitos de microfibra suave. Compré un paquete de los de limpiar en la casa, en colores pastel que son como más de bebé y los usaba mojándolos en agua. La ventaja con las esponjas es que lo usaba una vez y directo a la lavadora, no tenía un criadero de bacterias. La verdad es que para salir usábamos toallitas desechables. Las toallitas desechables son el mal, por lo menos NUNCA las tires al váter, ni aunque el paquete diga que se puede, NO ALIMENTES AL MONSTRUO DE LAS TOALLITAS. 

Y con eso termino por hoy, pero continuará

lunes, 13 de mayo de 2019

Educación infantil especial en Alemania. Nuestra experiencia

La guardería de Kumquat es especial. Y mucho. Para empezar aclaro que aquí la educación infantil de 0 a 6/7 años se hace en el mismo centro y no es un centro escolar. Normalmente se separan las etapas de 0 a 3 y de 3 a 6/7. Ninguna de las dos etapas es obligatoria ni gratuita, pero el ayuntamiento tiene una red de guarderías y madres de día donde debe conseguirte plaza y pagas un precio fijo. Los niños con necesidades especiales pueden ir a integración o a especial, ya expliqué en qué consisten en posts anteriores.
La de Kumquat es de educación especial, pero no están segregados, no es sólo una escuela infantil especial. Hay aulas ordinarias con dos plazas de integración cada una y aulas de especial. A los niños con necesidades especiales los servicios sociales les pagan casi por completo la plaza de guardería, tras una evaluación de una trabajadora social y un médico del ayuntamiento.
A los niños con necesidades especiales desde que se detecta en el pediatra que necesitan terapias, el seguro médico se las cubre. Hay algo similar a atención temprana en el hospital, pero los niños que lo necesitan tienen terapias inmediatamente, incluso antes de ir a ese servicio. El pediatra hace un volante para fisioterapia o logopedia, vas a una consulta privada y el seguro lo paga. Cuando los servicios sociales evalúan al niño le pueden proporcionar estimulación temprana y ya pagan desde el ayuntamiento las terapias. Se puede ir al terapeuta que quieras o que venga a tu casa. Al entrar a la guardería, se considera que ya no necesitan más estimulación y las terapias las vuelve a pagar el seguro médico. Puedes ir a la consulta o que el terapeuta vaya a la guardería, en la guardería tienen que tener espacio para las terapias.
Lo bueno de la guardería de Kumquat es que en el mismo edificio tienen a todos los terapeutas y todo el material. Las terapeutas recogen a los niños en clase o les hacen las terapias allí mismo si sienten así mejor. O integran las terapias en las actividades diarias y así practican cosas como comer o el aseo. Cada semana vienen los técnicos de la ortopedia, pueden hablar directamente con las terapeutas, ajustar las sillas, carros y pedestadores, revisar las ortesis y encargar nuevos aparatos.
Además toda la guardería está adaptada. No sólo van niños con necesidades especiales, sino que van también los hijos de padres con discapacidad. Allí pueden, por ejemplo, recogerlos fácilmente en silla de ruedas.
El aula de Kumquat está comunicada con un aula de los pequeños, a veces hacen actividades juntos y normalmente la puerta está abierta y pueden jugar los unos con los otros. A Kumquat ese estímulo le gusta y le hace bien, otros niños necesitan más calma y también la tienen. Tienen una habitación para los pedestadores y las sillas adaptadas. Los aparatos de ortopedia los paga el seguro médico, pero hasta los tres años la silla de la guardería la pagan los servicios sociales. También tienen un baño adaptado y comen dentro del aula. Y hay una habitación para dormir. Normalmente salen una o dos veces al patio donde juegan todos juntos, grandes y pequeños.
Así que en realidad la guardería de Kumquat se parece más al concepto de aula abierta en los colegios españoles. Y ya, ahora diréis que con razón defendía los colegios de educación especial, porque en realidad mi hijo no está en uno segregado. Su guardería más que integrar a los niños con necesidades especiales, integran a los que no las tienen dentro de un centro de educación especial. El caso es que están integrados todos.
Pero cuando pase a primaria muy probablemente irá a un colegio exclusivo  de educación especial y si ahí le dan lo que necesita pues bienvenido sea. Que votaré a quien prometa de forma fiable que va a hacer una escuela inclusiva donde de verdad disponga de los mismos servicios que en la especial, sí. Que mientras esa promesa no sea fiable seguiré defendiendo la especial, también. Y sobre todo que podamos elegir, cada familia y sus circunstancias es un mundo.

viernes, 3 de mayo de 2019

Inclusiva sí, especial también

He estado leyendo muchas críticas a una propuesta de quitar los colegios de educación especial en España y algunos comentarios a favor de la escuela inclusiva. Antes de tener a Kumquat en una guardería de educación especial me habría posicionado a favor de la escuela inclusiva sin dudarlo y habría pensado que qué mal segregar a los niños. Bueno, pues ya sé para la próxima que no se puede ir de salvador de todas las causas, ni ser tan paternalista y prepotente. Que hay que escuchar siempre a la otra parte, porque si lo hacen así y más si tú vives el tema desde fuera, deberías intentar comprender porqué. Para solucionar algo lo primero es hablar con los afectados y no mirarlos desde arriba, que pueden estar equivocados pero tu solución no les sirve o a lo mejor te estás perdiendo algo.
En este caso estoy más del lado de los padres que quieren que haya educación especial, pero desearía la inclusiva. El problema es la falta de confianza en la inclusiva. Con el número de alumnos por aula actual no se puede tener una educación inclusiva, sin arreglar eso primero es que no hay nada que plantearse. Con una educación infantil de estar rellenando fichas tampoco.
La educación especial tiene a los profesionales y las herramientas adecuadas para mejorar las capacidades de cada niño. Allí los niños están aprendiendo y aprovechando el día. Que no es un manicomio de película de terror, que no hay filas de niños gritando y balanceándose con la mirada perdida. Es un ambiente adaptado y estimulante, con gente con mucha vocación y formación. Mientras que un aula normal puede ser muy hostil para algunos niños con discapacidad, por el ruido y  la actividad normales y algunos no podrán adaptarse. O puede que simplemente estén perdiendo su tiempo, están “integrándose” con sus coetáneos, pero no le damos las herramientas para que tenga toda la independencia de la que son capaces. Eso sí es discriminación, si a unos les enseñan las matemáticas que necesitan y al mío no le enseñan al mismo tiempo a coger una cuchara. El mío no tiene porqué perder la mañana y luego ir por la tarde a aprender lo suyo mientras los demás juegan en el parque.
Por otra parte hay quien defiende la escuela inclusiva para que los niños sin discapacidad aprendan a estar con los que sí la tienen. Eso está muy bien, pero volvemos a lo de antes, mi hijo no es un mono de feria, no puede estar puesto en clase para que los demás aprendan, él tiene que trabajar en sus cosas, que no le hagan perder el tiempo porque se juega la verdadera integración. Por cierto, mi hijo no está aislado, va en el autobús, va al parque, va al supermercado, míralo, existe, puedes interactuar y enseñar a tus hijos a que interactúen con él.
Así que por ahora y sin mejores garantías defiendo la educación especial. Pero deseo la inclusiva. Ojalá pudiese llevar a mis hijos al mismo colegio, por cuestiones prácticas y porque también creo que deben estar juntos. Y más en mi caso que soy de una zona rural, si la escuela pública ordinaria no da respuesta a las necesidades especiales, hay que irse a la ciudad donde haya especial, doble discriminación.
Para mí la escuela inclusiva tiene sentido si las instalaciones están adaptadas, si los niños que pueden aprovechar las clases ordinarias tienen apoyos especializados para su discapacidad (ceguera, sordera,…), si hay un gimnasio donde hacer terapias en horario lectivo, si los niños que no pueden aprovechar las clases están haciendo sus terapias o clases adaptadas en ese mismo horario, si hay una enfermera en el colegio, si hay personal para alimentarlos en el comedor y en el recreo y para cambiar pañales, si hay apoyos para participar en el recreo, si hay un protocolo activo y eficaz contra el acoso…Chapuzas y experimentos con nuestros niños no, gracias.
En el próximo os cuento cómo es la guardería de Kumquat porque me parece un ejemplo buenísimo. En realidad no es educación especial segregada, es más un aula abierta de educación infantil. No sé si hay educación primaria inclusiva en Alemania, por ahora sólo he visto centros de educación especial especializados en distintas discapacidades. Están los de discapacidad visual, auditiva, del lenguaje, motora e intelectual. Imagino que habrá integración sobre todo para los que son de motora o sensorial, pero ni idea de cómo está el tema de intelectual, ya os iré contando.