jueves, 8 de septiembre de 2022

Antes que atrancar, volcar

El proyecto Mi propio limonero sigue adelante. Como creo que ya he contado en forma de casa rural adaptada, adaptada a sillas de ruedas, otras adaptaciones por ahora no están en el proyecto. Entre pandemia y cuestiones burocráticas la cosa se ha ido alargando y complicando, pero hemos decidido tirar para adelante con lo que hay e ir resolviendo conforme vayan saliendo problemas, un paso después del otro.

La casa estaba cada vez en peores condiciones, esto era esperable y yo había decidido ahorrar para poder arreglar de verdad en lugar de ir gastando en un goteo de arreglillos que no llevaban a ninguna parte, bueno sí, a quedarnos sin dinero para la reforma. Para qué arreglar un agujerito aquí y allá si luego hay que tirarlo todo igualmente.

Entonces vino un tornado y como esto no es Kansas pues la casa no salió volando hasta Oz. En Murcia y con una casa de piedra la cosa fue menos dramática, sólo se llevó un par de tejas del alero del tejado. La cosa no parecía grave, no teníamos que buscar baldosas amarillas, sólo un par de tejas. Pero sin ese par de tejas y con un invierno inusualmente lluvioso empezó a filtrarse agua por las paredes. La cosa no pintaba bien.

Para colmo mi contrato de trabajo se acababa y la posibilidad de pedir un préstamo se volvía difícil. A esto hay que sumarle la crisis vital de los 40 que un día te sientes súper joven y crees que el mundo es tuyo, voy a empezar a hacer cosas y al otro súper vieja, mi vida se acaba y no he plantado un libro ni escrito un hijo y me puse a rellenar el formulario de un comparador de préstamos.

Así que estamos aquí por estos elementos: una herencia, la precariedad laboral, el cambio climático, una violación de la protección de datos y un comercial agresivo. Porque yo me puse a rellenar el formulario, como rellena uno las cosas en internet, pensando que nadie te ve y por probar. Pero sin aceptar ni enviar nada, en el momento que escribí mi teléfono tenía a una comercial llamándome para ver qué crédito quería. Hablamos y me pasó con un compañero que me dijo que como se me acababa el contrato en menos de un mes o pedía el crédito ya y tenía suerte y lo hacía con mi banco o prácticamente iba a ser imposible.

Total que pedimos nuestro primer crédito, lo cual une tanto a una pareja como el matrimonio o los hijos, ahora sí que sí. Yo que sufría por firmar un contrato de permanencia con la compañía de teléfono de dos años. Ahora tenemos un precioso crédito y una casa en obras de la cual llevamos el seguimiento a miles de kilómetros por WhatsApp. ¿Qué podría salir mal?

Ya tenemos anécdotas y planes para varias entradas del blog, además Kumquat como siempre dándolo todo. La Clemen ha vuelto, suscríbete y dale a la campanita que pondré fotos de la gran obra. 

2 comentarios:

Mi limonero se riega con tus comentarios.