lunes, 7 de enero de 2019

La Clemen y las extraescolares 1


Mi relación con las actividades extraescolares empieza de verdad en Alemania, cuando he tenido medios,tiempo y dinero para permitírmelas. Hasta los 17 que entré a la universidad vivía en el campo a 10 km del pueblo y sin transporte público, así que no tenía forma de hacer ninguna actividad. Tampoco creo que mis padres se hubiesen podido permitir pagarme clases de nada. Por suerte no necesité academias y me fui de Erasmus con el inglés de Bachillerato. Me faltaba práctica y oído, pero malo ya os digo que no era, que en España inglés se enseña muy bien a pesar de nuestros complejos, sin necesidad de bilingüismos ni de películas con subtítulos, sólo hay que querer y estudiar.

Hasta quinto de E.G.B. (qué vieja soy) estuve en mi querida escuela rural y en esa época la única actividad extraescolar a la que tuve acceso fueron cuatro domingos de catequesis antes de hacer la Primera Comunión. En sexto pasé al colegio público del pueblo, los del campo teníamos que quedarnos al comedor, teníamos tres horas al medio día para estar obligatoriamente en el patio. Me quise meter al equipo femenino de fútbol y mi madre me dijo “como te hagas daño,no me vengas llorando” y yo que soy muy de llorar, me acojoné y no me metí.

Después de octavo pasé al instituto público para hacer tercero de E.SO., sí soy de la generación perdida. En el instituto no había nada, hubo un periódico y escribí un único y lamentable artículo. También fui a catequesis unos ocho domingos para la Confirmación. Esta estuvo genial porque sólo íbamos mi hermana mayor y yo y el catequista era un cura joven del Opus. Mi hermana con ganas de discutir, yo en un momento de preguntármelo y debatirlo todo y el cura bastante cerrado pero de buen rollo y que entraba al trapo. Nos dijo que no nos confirmásemos, nos confirmamos, pero yo tardé como un año en empezar a plantearme apostatar seriamente,que no lo hago como muchos por pereza y así nos va.

En la universidad pública ya en la ciudad me saqué el carné de conducir. Ha sido la extraescolar en la que más he durado, ejem...Daba clases particulares a adolescentes y no me daba la vida para más. Participé unas tres veces en el desfile de carrozas del pueblo, los fines de semana nos reuníamos en la escuela en el campo para hacer la carroza y disfraces, poca cosa pero mantenía un poco el contacto con los vecinos del campo.

En la universidad alemana donde hice Erasmus había muchas actividades deportivas, idiomas y demás. Me habría metido en todo, pero entre estudiar las asignaturas de España, asistir a clase allí, las prácticas y la fiesta las actividades sociales para Erasmus cada día, pues tampoco me daba la vida.
Me quedé en Alemania, pero me quedaban unas asignaturas en España. Cuando por fin terminé, se me abrió un nuevo mundo. Como estaba trabajando en un instituto de investigación en el campus universitario, tenía acceso a las actividades deportivas de la universidad y en el trabajo nos ofrecían algún que otro curso de alemán. Además el pabellón de deportes me quedaba justo al otro lado de la calle. Así que hice aeróbic durante varios años, yoga y aquafitness. No era fácil conseguir plaza, a principio de semestre tenía que estar muy atenta y el día que se abrían las matrículas, estaba con la página web abierta,
refrescándola cada minuto, como si fuese a comprar entradas para un concierto. Las clases eran muy muy baratas, sobre todo con la tarifa de estudiante que también podíamos usar los doctorandos (y eso que yo no estaba matriculada oficialmente) y si asistías a un ochenta por ciento la caja de seguros pagaba una parte o todo el curso.
Como por fin tenía dinero, independencia y no tenía que hacer nada al terminar el trabajo, que es la sensación más maravillosa del mundo, me metí en cosas como flamenco. Sí, flamenco en Alemania con maestra alemana. Era entretenido y así por mal que lo hagas no eres la peor de la clase. Me compré los zapatos de lunares, sólo por eso mereció la pena. E hice tres semestres de chino, no me acuerdo de nada pero me gustó mucho, éramos cuatro alumnos y la maestra era muy graciosa. A chino ya iba embarazada, la idea era seguir yendo con bebé, pero una se mudó y no sacaron más cursos para tres alumnos.
Las extraescolares con barriga y bebé ya os las cuento en otra entrada.

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