Mi relación con las
actividades extraescolares empieza de verdad en Alemania, cuando he
tenido medios,tiempo y dinero para permitírmelas. Hasta los 17 que
entré a la universidad vivía en el campo a 10 km del pueblo y sin
transporte público, así que no tenía forma de hacer ninguna
actividad. Tampoco creo que mis padres se hubiesen podido permitir
pagarme clases de nada. Por suerte no necesité academias y me fui de
Erasmus con el inglés de Bachillerato. Me faltaba práctica y oído,
pero malo ya os digo que no era, que en España inglés se enseña
muy bien a pesar de nuestros complejos, sin necesidad de bilingüismos
ni de películas con subtítulos, sólo hay que querer y estudiar.
Hasta quinto de
E.G.B. (qué vieja soy) estuve en mi querida escuela rural y en esa
época la única actividad extraescolar a la que tuve acceso fueron
cuatro domingos de catequesis antes de hacer la Primera Comunión. En
sexto pasé al colegio público del pueblo, los del campo teníamos
que quedarnos al comedor, teníamos tres horas al medio día para
estar obligatoriamente en el patio. Me quise meter al equipo femenino
de fútbol y mi madre me dijo “como te hagas daño,no me vengas
llorando” y yo que soy muy de llorar, me acojoné y no me metí.
Después de octavo
pasé al instituto público para hacer tercero de E.SO., sí soy de
la generación perdida. En el instituto no había nada, hubo un
periódico y escribí un único y lamentable artículo. También fui
a catequesis unos ocho domingos para la Confirmación. Esta estuvo
genial porque sólo íbamos mi hermana mayor y yo y el catequista era
un cura joven del Opus. Mi hermana con ganas de discutir, yo en un
momento de preguntármelo y debatirlo todo y el cura bastante cerrado
pero de buen rollo y que entraba al trapo. Nos dijo que no nos
confirmásemos, nos confirmamos, pero yo tardé como un año en
empezar a plantearme apostatar seriamente,que no lo hago como muchos
por pereza y así nos va.
En la universidad
pública ya en la ciudad me saqué el carné de conducir. Ha sido la
extraescolar en la que más he durado, ejem...Daba clases
particulares a adolescentes y no me daba la vida para más. Participé
unas tres veces en el desfile de carrozas del pueblo, los fines de
semana nos reuníamos en la escuela en el campo para hacer la carroza
y disfraces, poca cosa pero mantenía un poco el contacto con los
vecinos del campo.
En la universidad
alemana donde hice Erasmus había muchas actividades deportivas,
idiomas y demás. Me habría metido en todo, pero entre estudiar las
asignaturas de España, asistir a clase allí, las prácticas y la
fiesta las actividades sociales para Erasmus cada día, pues tampoco
me daba la vida.
Me quedé en
Alemania, pero me quedaban unas asignaturas en España. Cuando por
fin terminé, se me abrió un nuevo mundo. Como estaba trabajando en
un instituto de investigación en el campus universitario, tenía
acceso a las actividades deportivas de la universidad y en el trabajo
nos ofrecían algún que otro curso de alemán. Además el pabellón
de deportes me quedaba justo al otro lado de la calle. Así que hice
aeróbic durante varios años, yoga y aquafitness. No era fácil
conseguir plaza, a principio de semestre tenía que estar muy atenta
y el día que se abrían las matrículas, estaba con la página web
abierta,
refrescándola cada minuto, como si fuese a comprar entradas
para un concierto. Las clases eran muy muy baratas, sobre todo con la
tarifa de estudiante que también podíamos usar los doctorandos (y
eso que yo no estaba matriculada oficialmente) y si asistías a un
ochenta por ciento la caja de seguros pagaba una parte o todo el
curso.
Como por fin tenía
dinero, independencia y no tenía que hacer nada al terminar el
trabajo, que es la sensación más maravillosa del mundo, me metí en
cosas como flamenco. Sí, flamenco en Alemania con maestra alemana.
Era entretenido y así por mal que lo hagas no eres la peor de la
clase. Me compré los zapatos de lunares, sólo por eso mereció la
pena. E hice tres semestres de chino, no me acuerdo de nada pero me
gustó mucho, éramos cuatro alumnos y la maestra era muy graciosa. A
chino ya iba embarazada, la idea era seguir yendo con bebé, pero una
se mudó y no sacaron más cursos para tres alumnos.
Las extraescolares
con barriga y bebé ya os las cuento en otra entrada.
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