lunes, 14 de enero de 2019

De rojo y gualda (sea gualda lo que quiera que sea)

La nieve por fin ha llegado, ahora hay que adaptarse a ella. Estamos a cero grados, con lo cual a ratos nieva abundantemente y se acumula una buena altura de nieve y al momento empieza a llover y se descongela todo de golpe dejando grandes charcos y nieve “granizada”. Luego vuelve a helar y tenemos una fantástica capa de hielo. La ciudad está en un valle y nosotros vivimos en la montaña, con lo cual mi calle tiene medio metro de nieve cuando en el centro siguen chapoteando en los charcos. Vamos que no puedo sacar el carro de Kumquat porque no rueda por mi calle pero tampoco puedo llevarlos a las guarderías en trineo como otros años porque en las guarderías casi no hay nieve. El trineo aquí es un medio de transporte para los niños y hay gente que sale de su casa con los esquís de fondo. A mí se me pasó la oferta de botas de nieve del Lidl y llevo unos botines de suela lisa con una plantilla de borreguito.
Con estas condiciones esta mañana he salido a trabajar. Tengo que bajar una escalera de piedra por el bosque para coger el autobús. No sé cómo no he bajado rodando todavía, bajo siempre corriendo y saltando los escalones de dos en dos, con resbalosas hojas mojadas por la lluvia, con nieve, con un barrigón de 9 meses, con un niño en la mochila…Hasta llegar a la escalera me he ido deslizando cuesta abajo agarrándome a la valla del jardín de un vecino, que por cierto había una madera podrida y se me ha quedado en la mano. Luego he bajado la escalera gracias a que los guantes de cuero se adherían bien a la barandilla, he saltado la montaña de nieve del borde de la acera, he cruzado la carretera, me he caído al saltar la montaña de nieve de la acera del otro lado y he perdido el autobús. No ha sido por la caída, que sólo he tenido que apoyar las puntas congeladas de los dedos de una mano, ha sido porque he salido muy tarde y no he calculado bien lo que tardo con nieve.
He llegado 10 minutos tarde al trabajo, soy la maestra de español de tercero de primaria. He avisado en cuanto han abierto la secretaría. La directora le ha llevado a los niños el escudo de España para colorear y les ha puesto unas canciones infantiles. Estaban sin maestra y muchísimo más tranquilos y silenciosos que cuando estoy yo. Así que los he dejado pintar toda la hora.
Pero entonces han llegado las preguntas: “¿de qué color es el león?¿es rojo o blanco?”. Yo he contestado haciendo como que intentaba recordarlo que era amarillo. Y la niña me dice: “no es amarillo porque yo lo pinté un día en mi casa y no era amarillo”. ¡¿Que lo pintó un día en su casa?! ¿Por qué? Y entonces veo que a uno de los sectores le falta el dibujo. Estaba el león, el castillo, las cadenas y ¿qué era lo otro? Y les digo: “falta una granada”. Entonces veo la granada pequeñita debajo. Joder ¿qué era? Ah ¡las barras!. Y me preguntan que cuántas rayas y si empiezan por el rojo o el amarillo. Yo que sé, por el rojo, total tenía la mitad de posibilidades. Y entonces que la corona, que de qué color es, que de qué color es por dentro, que de qué color son las perlas ¡las perlas! pero qué coj…Les dije que la corona la pintaran de fantasía. Es que primero les dije que toda dorada y no les gustó, en fin.
Y todo esto me ha recordado las experiencias anteriores que he tenido con los símbolos patrios. Yo es que no escarmiento. Estando de Erasmus mi amiga y yo en Alemania, un compañero checo se puso a dibujar banderas en su cuaderno mientras estábamos en la cafetería de la universidad. En nuestro honor dibujó la española y mi amiga y yo nos quedamos un poco así.
-¿Eso qué es?
-La bandera de España.
-Pero ¿Qué le has dibujado ahí?
-Es que la bandera de España es así- nos dijo muy convencido, que oye a mí cuando alguien que no ha estado en España me dice que esto en España es así y hasta discute conmigo pues me jode.
Y puede que tuviese razón, pero yo no le discuto a alguien cosas de su país. Así que claro ya no nos quedaba más remedio que negar hasta el final que esa era la bandera. El caso es que la había dibujado pequeñita y no terminábamos de entender qué era el dibujito marrón que le había puesto, hasta que caímos en que debía de ser el escudo. Y las dos muy convencidas le dijimos que eran cosas diferentes, que teníamos dos símbolos: la bandera y el escudo. Y él que no, que la bandera oficial es así porque veía muchos deportes y la ponían así. Bueno esta conversación igual muy fluida no fue porque nuestro inglés hablado era muy malo y seguramente escudo no estaba dentro del vocabulario que pudiésemos recordar así de repente. A día de hoy no sé quién tenía razón, yo recuerdo que en 3° de E.G.B nos enseñaron la bandera sin escudo y no me discutas lo que aprendí en EGB y Bachillerato porque es lo único que tengo claro en esta vida.
Pero aún hay más. Estando en la Ruta Quetzal había ciertos actos en los que los abanderados de cada país posaban para la foto con la bandera (juraría que la de España no llevaba el escudo). Y ya casi al final de la expedición a la organización se le ocurrió que cada país podía por la noche hablar de su país y enseñar la bandera. Fueron saliendo los expedicionarios de países latinoamericanos. Explicaban el número de habitantes, la extensión del país, lo que querían decir los colores de la bandera y cantaban una cancioncita con mucho sentimiento y hasta puede que con la mano en el pecho. Pánico entre los españoles, no teníamos acceso a Internet ¿Quién sabía la extensión de España?¿De quién nos habíamos independizado nosotros (que es un dato que viste mucho)?¿Qué querían decir los colores de la bandera? A ver tranquilos, todo el mundo dice que el rojo es por la sangre de los valientes compatriotas que lucharon por la patria, digamos eso también, a ver quién dice que no (aparte del checo del Erasmus). Y sobre todo ¡¿qué vamos a cantar?!
La verdad es que no recuerdo cómo se resolvió, igual me dormí durante la presentación o no se hizo porque estábamos muy ocupados salvando nuestras vidas de una tormenta tropical mientras acampábamos en una isla del Caribe panameño. Que esa es otra, qué agobio con la bandera cubana, ahí se ve bajo qué régimen lo han educado a cada uno. Estábamos dos meses acampando con lo puesto, las camisetas podían caminar solas y los cubanos no podían dejar que se manchase su bandera. Cada vez que la sacaban tenían luego entre todos que doblarla de una manera especial y que no tocase el barro. Y en medio de la tormenta, las tiendas con un palmo de agua, toda la ropa y los sacos de dormir mojados, gente llorando en pánico total porque veían que las olas y la lluvia eran todo uno y los cubanos cuidando que no se les moje la bandera. A mí la verdad es que me daba todo igual, tenía un subidón de autoestima por haber conseguido estar allí, me reía achicando agua a oscuras y las de mi grupo terminamos cantándole cumpleaños feliz a una compañera. 16 añitos cumplía.

4 comentarios:

  1. La ruta Quetzal...que exótica me resultaba cuando estaba en el Instituto. Yo como soy poco aventurera me llegaba con imaginarmela

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    1. Ha sido probablemente la experiencia más intensa que he vivido. Muy recomendable.

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    1. Claro que sí, compañera expedicionaria, hay cosas que no se olvidan. Un beso.

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